En Psicólogos SFH, comenzamos una nueva andadura en la localidad de San Fernando de Henares, desde el principio llevamos más de 15 años gestionando y buscando la resolución de diferentes trastornos psicológicos y mejorando la calidad de vida de nuestros pacientes.

piedras en posicion de armonia

En Psicólogos SFH, entendemos el proceso de terapia como un acompañamiento de nuestros pacientes para que ellos mismos puedan conseguir sus objetivos personales, siendo el motor del cambio y los protagonistas del proceso de terapia.

En determinados momentos de nuestras vidas nos solemos encontrar ante situaciones que no logramos saber cómo resolver, donde nuestras emociones nos sobrepasan y vivimos con las mismas a flor de piel, puede ser que algunos comportamientos nos están trayendo problemas. En estas ocasiones, nuestros conocidos nos pueden aconsejar acudir a un psicólogo pero otros intentan quitarnos la idea de la cabeza porque todavía, aunque cada vez menos, hay un mito que dice a los psicólogos sólo va la gente que tiene graves problemas mentales.

A pesar de que en los últimos tiempos se ha avanzado muchísimo en la desmitificación del papel que ejercemos los psicólogos, todavía sigue arraigada la asociación entre acudir al psicólogo y la idea de “estar loco “.Esto es un error típico ya que cualquier persona en un momento complicado de su vida puede necesitar la ayuda de un profesional para poder salir de algún bache personal.

Precisamente para superar estos posibles baches estamos empezando nuestra labor en la localidad de San Fernando de Henares.

¿Cuándo acudir al psicólogo?

  • La razón principal, la más básica, es que la persona no se encuentre a gusto consigo misma, ya sea por una cuestión física o de carácter emocional.
  • Si tu día a día se está convirtiendo en un sufrimiento personal que te impide disfrutar de la vida.
  • Si te sientes triste, te cuesta cada vez más levantarte de la cama y cumplir con tus obligaciones, si no te apetece comer ni asearte, y la incomprensión es una constante en tu vida.
  • Si el negro o el gris tiñen frecuentemente tus pensamientos y nos vemos incapaces de encontrar algo positivo en nuestro día a día.
  • Si piensas que la desgracia se ha cebado contigo y comienzas a asumir que todo te sale mal y que las cosas no van a cambiar.
  • Si estamos convencidos de que nuestras vidas carecen de sentido.
  • Si necesitas causarte daño porque te sientes culpable o porque te ayuda a calmar los nervios, si te has cansado de vivir y fantaseas con tu propio suicidio.
  • Si los miedos te limitan para realizar actividades que te gustarían, te impiden disfrutar. Miedos a salir a la calle, a hablar en público, a la muerte, a los animales, a volar, a la posibilidad de que ocurra algo malo, etc…
  • Si tienes miedo a contagiarte de alguna enfermedad o ante cualquier indicio piensas que te has puesto enfermo y no puedes evitar acudir a tú médico.
  • Si necesitas tenerlo todo controlado y esto llega a obsesionarte.
  • Cuando la ansiedad es una constante diaria, que impide la estabilidad y serenidad necesarias para mantener un pensamiento positivo, una conducta tranquila y el goce de los pequeños placeres cotidianos.
  • Cuando nuestro entorno lo percibimos amenazante y nos sentimos solos, incomprendidos o desatendidos.
  • Si necesitas que todo está perfectamente impoluto y no puedes dejar de limpiar o cualquier mancha o estropicio te causa verdadero estrés incluso sin estar en tu propia casa.
  • Si necesitas realizar conductas repetitivas y poco comunes para poder hacer una determinada acción (salir de casa, dormir, tener un buen día, etc…) como comprobar un número determinado de veces si has cerrado la puerta o la llave del gas, dar vueltas alrededor del coche, no pisar las rayas de las baldosas, chasquear los dedos, saltar a la pata coja nada más levantarnos, etc…
  • Si te sientes “con los nervios rotos” y casi cualquier situación hace que pierdas el control y sólo sepas responder con agresividad o con un llanto inconsolable.Pensador de Rodin
  • Si tienes problemas para conciliar el sueño, para concentrarte en tu trabajo o en tus estudios, problemas para comunicarte y hacerte respetar, problemas para decir “no” y defender tu forma de pensar, dificultades para relacionarte con otras personas ya sean de tu mismo género o no.
  • Si te das cuenta de que fumar, beber o consumir cualquier otra droga, apostar,… se ha convertido en una adicción de la que no sabes salir y que genera perjuicios importantes en tu vida o en la de que nos rodean.
  • Si la tecnología te origina problemas en tus relaciones, actividades académicas, laborales, en el sueño, etc…
  • Si el estrés empieza a mostrarse a través de sus síntomas psicosomáticos: insomnio, problemas digestivos, cardiovasculares, sexuales,….
  • Si los silencios, los desplantes o los gritos sustituyen al diálogo, y los problemas de comunicación enturbian nuestra relación con los demás.
  • Si las dificultades sexuales afloran y vivimos la angustia que causan la impotencia, la falta de deseo o de sensaciones eróticas y, sobre todo, la imposibilidad de gozo y comunicación con la persona destinataria de nuestro amor.
  • Si sientes haber perdido el control sobre el bienestar y la estabilidad en las situaciones que afectan a nuestra pareja, nuestros hijos y/o nuestros familiares.

Estas son algunas de las razones que pueden ayudarte a ver cuándo debes de acudir a un psicólogo pero la verdad es que hay muchas más como querer conocerse a uno mismo, desarrollar determinadas habilidades, ser más feliz contigo mismo, por una necesidad de autoconocimiento, etc…